mi茅rcoles, 22 de julio de 2020

馃攰 Vivo entre repartidores de Brasil y Argentina sobre las condiciones de trabajo y los caminos para la resistencia.
馃彺 Entregadores Antifascistas-RJ y FORA-Argentina
馃棑 Ma帽ana, d铆a 22 de julio a las 15h.

domingo, 19 de julio de 2020



1936-1939 COLECTIVIZACION DEL CAMPO Y LA CIUDAD EN LA ESPA脩A REVOLUCIONARIA

Hace 84 a帽os se desarroll贸 la gran gesta heroica de la Revoluci贸n Espa帽ola (1936-1939), donde compa帽eras y compa帽eros llevaron a la pr谩ctica los ideales que abrazaron, colectivizando campos y ciudades superando las restricciones impuestas por la guerra.
Estas colectivizaciones estuvieron influenciadas por la labor previa desarrollada por los anarquistas y anarcosindicalistas de la CNT y de la FAI, por los motivos que esbozaremos a continuaci贸n.

Colectivizaci贸n en las ciudades
Tomando como punto de referencia al 17 de julio de 1936, donde el ej茅rcito de Marruecos hab铆a iniciado la sublevaci贸n para derrocar al gobierno republicano, las negociaciones resultaron frustradas r谩pidamente y el pueblo se lanz贸 a las calles. Los sindicatos alertaban a los trabajadores sobre la necesidad de ponerse en pie de guerra, como tambi茅n la de tomar por asalto las armer铆as. Se declar贸 huelga general revolucionaria, dando origen a la sublevaci贸n del pueblo, el 19 de julio.
Por su parte, las tropas de casi toda Espa帽a irrump铆an en la calle, declaraban el estado de guerra y ocupaban lugares estrat茅gicos.
En principio, la insurrecci贸n hab铆a sido aplastada gracias a la defensa del pueblo desde las terrazas de las casas y de los locales sindicales, convertidos en fortines. En todos los barrios obreros se levantaron barricadas que no le dieron reposo al enemigo.
Vencidos los militares, la ira popular sacaba de sus escondites a los c贸mplices civiles, a quienes se les aplicaba una justicia sumaria, blanco de estas represalias fueron, principalmente, el clero regular y secular.
Para este entonces, los trabajadores hab铆an abandonado las herramientas de trabajo para empu帽ar el fusil, quedando paralizada la producci贸n. Al acabar la lucha callejera, la primera medida adoptada consisti贸 en organizar la distribuci贸n de los art铆culos de primera necesidad. Estos organismos revolucionarios fueron llamados Comit茅s de Abastos (de distribuci贸n de alimentos).
Estos Comit茅s nacieron en los barrios, convirti茅ndolos en campamentos. En las ciudades, se llevaron a cabo, actos de expropiaci贸n, a los que se los llam贸, “requisas”. Estos Comit茅s concentraban en grandes almacenes productos de los comercios particulares. Los equipos m贸viles de los Comit茅s de Abastos recorr铆an las huertas cercanas a la ciudad y los pueblos de la regi贸n, llevando a cabo requisas y realizando intercambios. De estos Comit茅s partieron las primeras medidas de distribuci贸n y de racionamiento, donde en un principio se puso en pr谩ctica un sistema de intercambio libre con los proveedores.
Llegado el 28 de julio la Federaci贸n Local de Sindicatos de Barcelona, seg煤n acuerdo de una reuni贸n plenaria celebrada el d铆a anterior, dio por terminada la huelga general y aconsejaba a los trabajadores que se reintegraran a las f谩bricas y servicios habituales. Cada sindicato se apresur贸 a cumplimentar el acuerdo para que la din谩mica econ贸mica vuelva al ruedo, pero esta vez bajo la gesti贸n directa de los trabajadores.

Colectivizaci贸n de los medios de producci贸n
La colectivizaci贸n de los centros de producci贸n se organizaron formando comit茅s de empresa por los mismos trabajadores y t茅cnicos de buena voluntad, quienes se esforzaron en asegurar la producci贸n y el funcionamiento eficaz delos servicios.
En cuanto al servicio de transporte urbano se hizo p煤blica su incautaci贸n el 25 de julio. Al d铆a siguiente se produjo el de los servicios de agua, fuerza motriz y alumbrado.
Las empresas que, por diferentes razones, no era posible colectivizar, reg铆a el Control Obrero, que consist铆a en vigilar estrechamente los movimientos de la direcci贸n patronal, en el doble aspecto de fiscalizaci贸n y de informaci贸n. Estas f贸rmulas de organizaci贸n revolucionaria de la producci贸n, distribuci贸n y administraci贸n fueron imitadas en las dem谩s regiones liberadas.
Al proceder a la socializaci贸n de una industria, se agrupaban todos los esfuerzos de los distintos sectores que componen la rama de industria con el fin de evitar competencias que dificultar铆an la buena organizaci贸n de la industria socializada. Se trataba, pues, de ensanchar la base de la concepci贸n colectivista, organizando a todas las manifestaciones econ贸micas en un todo arm贸nico y desinteresado.

Colectivizaci贸n del campo
Hasta abril de 1934 s贸lo unos doce mil campesinos hab铆an recibido tierras del Estado. Pero el mismo a帽o el gobierno de derecha de Lerroux-Gil Robles anul贸 la reforma agraria. Los terratenientes de Espa帽a, que hab铆an sido expropiados vieron sus propiedades devueltas.
Despu茅s de las elecciones de 1936, cuando el Frente Popular tomo el poder, la reforma agraria anhelada por los campesinos no se desarroll贸 como hab铆an prometido en la campa帽a electoral. Los campesinos aplicaron la “expropiaci贸n invisible”, invadiendo las fincas muertas, realizando la expropiaci贸n por ellos mismos, para que luego el gobierno sancione su ocupaci贸n.
A partir del 19 de julio de 1936 las expropiaciones se extienden por el territorio que no pudieron invadir los militares facciosos, alcanzando en 1938: 2.432.202 hect谩reas por abandono de sus propietarios, 2.008.000 ocupadas para utilidad social y 1.252.000 ocupadas a t铆tulo provisional. N贸tese el contraste: el gobierno republicano hab铆a distribuido legalmente en cinco a帽os de reforma agraria 876.327 hect谩reas; la revoluci贸n, en pocas semanas, hab铆a expropiado y en gran parte colectivizado 5.692.202 hect谩reas por ocupaci贸n directa de los campesinos.
La CNT fue el brazo y cerebro de esta revoluci贸n agraria, la primera y m谩s trascendental que se hab铆a producido en Espa帽a. Como en la ciudad, la necesidad urgente de poner en marcha la producci贸n estimul贸 la colectivizaci贸n. Las tierras incautadas eran entregadas a los sindicatos de campesinos, quienes organizaron las primeras colectividades.
Todos trabajaban con arreglo a su capacidad f铆sica. Una vez cubiertas las necesidades econ贸micas de la propia Colectividad el resto de la producci贸n se dedicaba al mercado externo, en concepto de venta o de intercambio, directamente o por medio de los organismos federales que se iban creando.
Los colectivistas se abastec铆an en las respectivas cooperativas, que eran grandes almacenes, con frecuencia iglesias desafectadas por la revoluci贸n. Como almacenes eran locales ideales y en ellos se apilaban los productos para el consumo local. Las colectividades agrarias fueron ampliando su radio de acci贸n con la ampliaci贸n de industrias complementar铆as, panader铆a, barber铆a, carpinter铆a, herrer铆a, granja, etc.
Las tierras fueron labradas con mayor profundidad con ayuda de los tractores, lo que dio cosechas m谩s 贸ptimas. En muchos pueblos se trazaron nuevos caminos y mejoraron los existentes. Tambi茅n se instalaron molinos harineros modernos y transformaron industrialmente los derivados de la agricultura y la ganader铆a. Muchas de aquellas industrias hab铆an sido instaladas por primera vez merced a la iniciativa colectivista.
La ca铆da final de las colectividades anarquistas no fue una consecuencia de su incapacidad en el sistema organizativo comunal, sino, por la intervenci贸n gubernamental y el contexto b茅lico que tuvo que enfrentar. La represi贸n desatada desde el mismo bando republicano hacia las colectividades se ir谩 agravando, cobr谩ndose la vida de muchos trabajadores.
La epopeya del pueblo espa帽ol demostr贸 que la capacidad organizativa de los productores y consumidores es posible a trav茅s de la cooperaci贸n mutua sin la b煤squeda de lucro. La realizaci贸n de esta organizaci贸n econ贸mica en medio de un conflicto b茅lico nos demuestra la potencia transformadora incubada en el seno de los trabajadores. La construcci贸n de una sociedad nueva es, en parte, producto de imaginarse una vida diferente, y el luchar apasionadamente por ello.
Nuestro recuerdo y admiraci贸n por la acci贸n revolucionaria llevada a cabo por el pueblo trabajador espa帽ol, es tributada en la organizaci贸n que hoy, d铆a a d铆a, buscamos construir, para pelear por la necesaria transformaci贸n social.

Nota extra铆da del Organizaci贸n Obrera N潞63 贸rgano difusor de la Federaci贸n Obrera Regional Argentina.